Del 2 al 7 de Noviembre.Terminado el estres de la boda y la tension para conseguir la prejubilacion, decidimos mi mujer y yo irnos de viaje unos dias y relajarnos. Y escogimos Lisboa, que no la conocíamos. Ciudad encantadora que luce su antigüedad con señorial belleza y estar. Recorrimos el Castelo, la catedral, el barrio alto, paseamos por el Chiado, nos detuvimos en parques y degustamos la comida tipica y, como no, el bacalao. Los seis dias pedí en la comida o en la cena bacalao, y no llegué a repetir la misma forma de cocinarlo. Caminamos calles arriba y abajo a pie con tranvia o con metro, frecuentamos pastalarias, donde igual desayunas, te comes unos dulces, o degustas un plato de sopa, muy buenas, por cierto, o puedes hacer una comida o cena, como tambien pisamos restaurantes tipicos que llevabamos recomendados .
Visitamos Belem y sus torre famosa, degustando los famosos pastelitos, nos maravillamos con la majestuosidad del monasterio de los Jeronimos.
Sacando las entradas en la estacion para ir a Sintra, nos juntamos con una pareja de jovenes que querian hacer el mismo recorrido: Sintra y la ruta de castillos, luego ir a Cascai y, andando por el paseo maritimo llegar a Estoril, para coger de nuevo el tren de vuelta a Lisboa. Sintra me pareció como que entraba en un cuento de hadas, y allí comi un plato de bacalao de los que mejor me supieron. La noche nos cayó entre Cascais y Estoril, pero merecio la pena el paseo.
Al dia siguiente, nuestro ultimo de estancia en Lisboa, junto a la pareja de jovenes, cruzamos a la otra orilla de Lisboa, en la desembocadura del Tajo, la tarde la pasamos en el recinto de la Expo, y como despedida, cenamos los cuatro en el Chiado, en otro de los restaurantes tipicos con espectaculo de fados.
El sabado a medio dia, tras comprar algunos pasteles tipicos para traer a casa, el avion nos devolvió a Barcelona. Estas fotos muestran solo una pequeña parte del colorido y movimiento que nos envolvió en Portugal, en Lisboa.
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